
Caminar por las veredas del Cementerio Morumbi regala paz. Se respira tranquilidad y el verde del pasto inunda la mirada. Justo en el medio del inmenso campo se puede ubicar un árbol, y a sus pies, la tumba 11 sobresale del resto debido a los arreglos florales, fotografías y una bandera de Brasil.
Estamos en las afueras de Sao Paulo, para honrar al mejor piloto brasileño de todos los tiempos, Ayrton Senna da Silva.
Han pasado 30 años desde el fatal accidente en la curva Tamburello (en Imola, durante el Gran Premio de San Marino) que arrebató la vida al entonces piloto de Williams, en el Campeonato Mundial de Fórmula 1.
- Fue ese 1 de mayo, en un fin de semana maldito, cuando nació la leyenda de Ayrton Senna.
Tres veces campeón mundial, Senna no sólo es un ídolo para los fanáticos al automovilismo, sino el referente de toda una nación… y tres décadas después, se mantiene.
Bandera verde…
Ya había comentado que ese Gran Premio de San Marino estaba maldito, y aquí la explicación: el jueves se incendió el camión del equipo Pacific Racing, dejando a un par de mecánicos muertos; el viernes, en las primeras sesiones, Rubens Barrichello destruyó su Jordan para terminar en el hospital; el sábado, en la calificación, Roland Ratzenberger perdió el control de su Simtek y se impactó contra el muro de la curva Gilles Villeneuve para perder la vida; y finalmente, el domingo, ya en carrera, Senna sufrió una falla en la dirección de su Williams y se impactó contra el muro de la curva Tamburello, enlutando al deporte mundial.